Las células inmortalizadas son células modificadas genéticamente o que han sufrido mutaciones espontáneas que les permiten dividirse indefinidamente. A diferencia de las células normales, que tienen una vida limitada, las inmortalizadas siguen dividiéndose incluso después de haber alcanzado su límite de división normal. Las células cancerosas son un ejemplo de células inmortalizadas, ya que tienen la capacidad de dividirse indefinidamente y formar tumores. Pueden cultivarse en el laboratorio durante largos periodos de tiempo, lo que permite a los científicos estudiar los mecanismos celulares y moleculares implicados en diversas enfermedades, que también se utilizan para probar la eficacia de nuevos fármacos y desarrollar nuevas terapias. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las células inmortalizadas no son células normales y pueden diferir significativamente de las células normales. Por lo tanto, los resultados obtenidos a partir de células inmortalizadas deben interpretarse con cautela y confirmarse mediante estudios adicionales. En resumen, las células inmortalizadas son una herramienta importante para la investigación en biología celular y molecular, pero su uso debe controlarse cuidadosamente para garantizar resultados fiables y significativos.